Balenciaga y Un Stunt Publicitario que Salió Mal (?)

Durante la semana de la moda de Paris fue presentada la colección Spring/Summer 23 de Balenciaga. Les modeles caminaron sobre una pasarela de lodo realizada por el artista Santiago Sierra. Las siluetas oversized, el calzado bulky y los accesorios poco usuales no se hicieron esperar, pero, uno de esos accesorios que en ese momento no despertó la mínima queja hoy es parte de una polémica que nos cuesta creer que sea un stunt publicitario: Teddy Bears con arneses.


¿Pero por qué hace poco más de un mes pasaron desapercibidos y hoy son un elemento crucial para el linchamiento virtual de Balenciaga?

Todo es hijo de contexto: El primer foco rojo, se encendió cuando en una foto de uno de los bolsos en colaboración con adidas, al hacer zoom, podemos encontrar un documento titulado “Ashcroft vs Free Speech Coallition” en donde se discute la anulación de parte de la Ley de Prevención de la Pornografía Infantil.

A ésto se suma que en otra foto se puede distinguir un libro de Michael Borremans (cuyas pinturas han sido usadas por Jun Takahashi de Undercover en al menos una colección) infame por haber realizado, entre tantas piezas, pinturas de niños siendo canibalizados.

Más allá de la teoría conspirativa proto “Pizzagate” que se disparó en Twitter e Instagram señalando que en otras fotos hay también indicios de apología al abuso infantil la incorrección de dicha campaña está particularmente centrada en el uso de niños (fotos que no añadiré para no alimentar el creciente morbo por éste tema).

A modo de control de crisis, Balenciaga ha eliminado en su totalidad las fotos de su cuenta de Instagram (previamente habían eliminado su cuenta en Twitter) y emitido comunicados deslindándose de lo ocurrido, pero:

¿Realmente vamos a dar por sentado que uno de los bastiones creativos y económicos de Grupo Kering cometió un error así?

¿Éste tipo de campañas no pasan por un gran número de personas las cuáles debieron haber siquiera emitido una opinión sensata?

Por su lado el fotógrafo italiano Gabriele Galimberti, infame también por su serie “Ameriguns” (donde curiosamente también hay fotografías de niños y armas) se deslinda diciendo que no tuvo opinión con respecto al acomodo de los props ni de les modeles. Cabe recalcar que las fotos donde son mostrados los documentos de Ashcroft vs Free Speech Co y el libro de Michael Borremans no fueron tomadas por el italiano ni fueron realizadas en el mismo set.

Tras ésta situación lo que nos queda como público, clientes, personas con opinión, medios, periodistas o como queramos identificarnos es asumir una postura. La cultura de la cancelación más que confrontar propone ignorar sistemáticamente a aquellos que han cometido un error o han cometido un acto poco ético, pero, ¿podemos ignorar a una plataforma tan grande como Balenciaga? ¿Cómo vamos a pedir rendición de cuentas a una marca así de grande y respaldada por Grupo Kering?

En los días próximos a la situación se le sumarán opiniones, chismes, evidencias contextualizadas o fuera de contexto. Nicolas Ghesquiere quien un día dirigiera Balenciaga recientemente también mencionó que salió de Kering debido a “diferencias en su escala de valores”. ¿Habrás acción legal contra los responsables? ¿Habrá una acción por parte del público?

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